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Cuando oímos nombrar Rodellar nos imaginamos un pueblecito recondito, perdido, apartado de la ciudad y en donde la vida transcurre con tranquilidad y silencio, un lugar escondido entre la piedra caliza y la montaña al amparo de la Sierra de Guara, con sus casas de vieja piedra resistiendo el envite del tiempo en el cual las leyendas, mitos y misterios brillan con luz propia...Nos imaginamos cañones y barrancos, paisaje y fauna en una excepcional combinación de tierra, agua y vegetación...Dejemos de imaginar y sintamos sus sensaciones.